Construcción de la ciudadanía por medio de las candidaturas independientes en México.
Las candidaturas independientes son un tema de relevancia a tomar en cuenta de cara a las elecciones en nuestro país. Después de la reforma político electoral del 2012 ha surgido una nueva oportunidad para que los ciudadanos pudieran obtener registro como candidatos en las elecciones sin la necesidad de un respaldo partidario. Medida que ha tenido repercusiones en las elecciones mexicanas. En 2015 se presentaron, por primera vez candidatos independientes para distintos puestos tanto locales como federales, fenómeno que continuará presente en las elecciones de 2016 y que se perfila para ser un tema importante de frente a la elección presidencial de 2018. Ante la novedad que representan las candidaturas independientes a nivel federal surgen preguntas con respecto al papel que llevaran a cabo dentro del sistema democrático mexicano y si pueden modificar el concepto de ciudadanía y la forma de ejercerla. También es importante tomar en cuenta que la actual fiebre de candidatos independientes puede traer consigo un problema debido a que, no todos los que se presentan como independientes son, realmente, ciudadanos ajenos a los partidos. En la mayoría de los casos nos encontramos con candidatos que solo se presentan como independientes ante la imposibilidad de postularse dentro de sus respectivos partidos. Este tipo de personajes lejos de brindar a la sociedad una salida distinta a las tradicionales termina por ser, simplemente, un nuevo camino para que las mismas elites encuentren nuevas formas de presentarse a la sociedad y los votantes. La presente investigación busca entender el fenómeno de los candidatos independientes como el resultado de una larga serie de reformas a la constitución; presentándolos como una posible consecuencia ante el desencanto de la sociedad mexicana con las instituciones actuales y los partidos políticos, como una nueva medida que puede permitir la creación de medidas en torno al desarrollo democrático. Sin dejar de lado los desafíos que esta nueva forma de representación puede traer consigo para el sistema político mexicano y el desarrollo de los procesos electorales.