Público vs Privado en el establecimiento de la Alerta de Violencia de Género.

El movimiento feminista de los años 70 adoptó como lema central “Lo personal es político”, teorizado de manera magistral por Kate Millet en su obra Política Sexual (1969). Con esa formulación las feministas no pretendieron abolir los límites entre lo público y lo privado, pero sí hacer válidas sus propuestas de cambio y transformación de los límites entre uno y otro espacio. Reclamaron que las relaciones de poder, presentes en el llamado espacio privado fueran visibilizadas, sometidas a debate, normatividad y consenso, es decir politizadas; propusieron una renegociación permanente de los límites entre lo privado y lo público, conscientes que muchos aspectos de la vida social bajo la etiqueta de lo privado, se sustraían de la visibilidad “haciéndose ética y políticamente inmunes” (Amorós, 2000). En México uno de los mecanismos diseñados para restablecer la seguridad de las mujeres cuando la violencia vulnera sus derechos, como es el caso de muchas entidades del país entre las que se cuenta el Estado de Guerrero, es La Alerta de Violencia de Género que ha encontrado las mayores resistencias para su aplicación. La reiterada negativa a establecerla tiene como efecto perverso la negación de la justicia pronta y expedita para los deudos de las víctimas, propiciando un clima de impunidad, pero también opera en contra del establecimiento de medidas preventivas y de otras que contribuyan a disminuir la criminalidad y garanticen la vigencia plena de derechos de la población femenina.

Rosa Icela Ojeda Rivera
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