EL CIUDADANO Y LA DEMOCRACIA DOS CONCEPTOS FRENTE A REALIDADES DISÍMBOLAS

Pensar en la democracia y en la ciudadanía requiere no hacerlo en la abstracción. Un requisito fundamental para lograr la democracia como cosa real es la formación de ciudadanos. El concepto de democracia como el de ciudadanía aluden a la teoría política, sin embargo cuando estos conceptos son usados en relación a individuos, situaciones, tiempos y espacios concretos, o sea en realidades históricas y culturales emanadas de construcciones sociales distintas a las europeas. En estos casos los conceptos son alusiones muy generales, de lo que resultan inconsistencias que dificultan dar cuenta de esas realidades. O sea que hay una disonancia entre los conceptos de la teoría y la realidad concreta. Es el caso de los territorios, espacios y sociedades en América Latina, particularmente en aquellos estados de población mestiza, donde se han generado concepciones del mundo muy distintas que no permiten comprender, asimilar y mucho menos crear y vivir realidades conforme a los conceptos venidos de la teoría europea. Lograr allí la democracia y la formación ciudadana tal cual son concebidas mediante conceptos construidos desde la visión del mundo occidental y permeados de la ideología liberal, se nos presenta como realidades discordantes en esta región del mundo, la que hasta hoy, no ha podido ser ni oriental ni occidental plenamente, tampoco ha podido ser india o autóctona. Este problema en su vertiente política inicia con la imposición del Estado y sus instituciones, acompañados del modo de producción de raigambre liberal. Este hacho a engendrado distintas formas de violencia política entre sociedad y Estado, las cuales son activadas cuando la imposición encuentra obstáculos y resistencias. Así, hoy hablamos de democracia como si realmente existiera, igual sucede con la expresión de “ciudadano”. En este ensayo intentaremos abordar el análisis de las posibilidades y las limitaciones para que estos conceptos se conviertan en realidad, en contextos no europeos como los latinoamericanos y de ser así analizar qué características adquieren esas realidades y que tanto se ajustan a los conceptos impuestos, los cuales dan por hecho que lograrán mediante la reiteración discursiva, convertirse en realidades, allí donde las poblaciones tienen visiones del mundo no totalmente occidentales, en las cuales no se ha hecho la inversión necesaria para lograr una coincidencia total entre los conceptos y las realidades Latinoamericanas, o sea entre la teoría política y social europea y las construcciones sociopolíticas de los contextos históricos de la América Latina.

Javier Pineda Muñoz