EL PRESIDENCIALISMO MEXICANO A (CASI) 100 AÑOS DE LA CONSTITUCIÓN DE 1917

¿Qué hace poderoso a un presidente? ¿La constitución y las normas que definen la forma de gobierno ó las circunstancias políticas que le rodean? Si la respuesta fueran la Constitución y las leyes, entonces todos los presidentes serían igualmente poderosos independientemente de las circunstancias políticas. Pero ello no es así. Los presidentes son poderosos en la medida que la política define su actuar y su destino. La Constitución es parte de esas circunstancias, por ello es necesario hacer de ésta una lectura política. Uno de los aspectos que durante muchas décadas caracterizó al sistema político mexicano era su carácter “presidencialista”. Este calificativo no derivaba de la definición característica de un sistema de gobierno en el cual se designa directamente al jefe del poder ejecutivo, elegido por lo regular por un sistema electoral mayoritario y de manera separada del poder legislativo, y que tiene la facultad de designar a gran parte de su gabinete de manera directa. El calificativo presidencialista se debía a la excesiva concentración de poder que ejercía el presidente en turno por sobre el resto de los poderes en el país. Sería difícil señalar que aún se mantienen vigentes las “facultades metaconstitucionales” que señaló ya hace casi cuarenta años Jorge Carpizo. ¿Qué tan representativo –en términos de las dimensiones antes señaladas- es el sistema presidencial mexicano plasmado en la Constitución actual? Para ello se deben analizar las dimensiones de la representación al menos de manera sincrónica (actual) y en la medida de lo posible diacrónica (cómo ha cambiado en el transcurso del tiempo). No hay indicios claros de que a casi 100 años, la actual Constitución contenga matices parlamentarios. Una lectura en éste sentido implica desconocer el funcionamiento de los sistemas parlamentarios, que tienen como rasgo principal que el gobierno surge en el seno del parlamento, por lo tanto ejecutivo es una especie de primus inter pares, mientras que en el presidencialismo el ejecutivo es una figura separada de los poderes legislativo y judicial. En esta ponencia el análisis se centra en los aspectos relativos al presidencialismo, es decir, al poder ejecutivo y su relación con los otros poderes, en tanto que ésta es la figura que define al sistema político mexicano. Se analizan algunos aspectos de la representatividad del sistema que pueden ampliar en otro momento las cuestiones relativas a la gobernabilidad en sí.

Fernando Barrientos Del Monte
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