La confusión histórica del significado de laicidad como medida discriminatoria en México.

Los Estados Unidos Mexicanos, se refieren a un país relativamente joven que tiene – en cuanto a su origen y formación – una historia profunda y que a la vez de manera parcial es desconocida por muchos de sus habitantes. Cuando se habla de historia de México estamos frente a una desventaja sistemática, esto es, que de manera inmediata nos toca estudiar una “versión oficial”. Al momento en los libros de texto no se toca en absoluto el tema de “la masonería” y la situación es extraña porque es precisamente uno de los grupos de poder que no sólo participaron e intervinieron en el asunto de la independencia de la Nueva España católica; en este orden de hechos inicia una empresa que hasta nuestros días les sigue redituando: estructurar acciones para disfrazar otros fines a partir del término “laicidad”. Que es una condición necesaria para un país no obstante se refiere en su significado, a que no existe una religión oficial (obligatoria) sino que las personas tienen la libertad de profesar o no, determinada religión; llevar a cabo campañas antirreligiosas no es algo que se relacione con el fortalecimiento de la laicidad, como proyecto de un gobierno. En nuestro país se fomentó no sólo la persecución religiosa católica, sino que se optó por producir una guerra civil (la guerra cristera es un nombre impreciso), lo interesante de estos fenómenos no consiste en leer lo que está a favor del gobierno, o lo que está en contra de él. El asunto fundamental para comprender por qué se produjeron esos crímenes de lesa humanidad, tiene que ver precisamente con ese grupo que se ha mencionado y que en algunas de sus declaraciones podemos encontrar que tienen la “idea” de que van a acabar con la iglesia católica. Esta creencia la basan, entre otras cosas, en el hecho de afirmar que “se debía hacer algo en contra del poder que la Iglesia ejercía en el país”. La laicidad debe ser un conjunto de elementos que permita fortalecer las relaciones que se llevan a cabo en el estado, debe servir para evitar que un sistema de creencias sea obligatorio para las personas, pero no debería usarse para señalar en sentido discriminatorio a las personas y tampoco es su fin último el generar nociones erróneas de la realidad cultural de México, en donde se crean condiciones para que la ciudadanía no advierta que, atentar contra la libertad religiosa en nombre del laicismo (discriminar por motivos de pertenencia religiosa), no es fortalecer al país.

Adrián Delgadillo Santander /Instituto Hidalguense para el Desarrollo Municipal