Mecanismos de No Discriminación para el Fortalecimiento de la Democracia
Desde la oleada que creó los organismos federales de prevenir y eliminar todas las formas de discriminación en nuestro país, comenzada en la primera parte de la década del año 2000, los distintos estados de la República y la capital del país han adaptado con mayor o menor fidelidad los mecanismos de protección de los grupos vulnerables que sufren de este tipo de violencias. Sin embargo, con el fin del sexenio de Vicente Fox (en la cual se dio dicha oleada) y la llegada de Felipe Calderón a la Presidencia, el discurso de No Discriminación se vio relegado a discusiones académicas y de la sociedad civil en aras de darle cabida al combate frontal al narcotráfico y demás manifestaciones del crimen organizado. En el presente sexenio y ya con el retorno del PRI a la Presidencia de la República, sigue siendo la sociedad civil la que ha empujado la agenda de la No Discriminación encontrándose con diversas respuestas por parte de los tres niveles de gobierno. A la luz de estos años de lucha y de avances, el gran discurso de los Derechos Humanos ha sido retomado como buena parte de los cimientos que soportan el discurso de la No Discriminación, lo que parece olvidar o dejar de lado que la progresividad de los derechos y libertades -además de ser una consigna que busca dar a la persona su lugar como fin en sí- es también un asunto de calidad de la democracia y el desarrollo que, se supone, podemos esperar en contextos democráticos.
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