¿Importan los sistemas? Presidencialismo, parlamentarismo y semipresidencialismo. Un debate constante en la Ciencia Política contemporánea.
Hace ya más de treinta años que Juan Linz criticó en su trabajo el funcionamiento y estructura de los sistemas democráticos presidencialistas. El mítico politólogo hispano-alemán, consideraba que los modelos presidencialistas favorecían la destrucción progresiva, automática –endógena- de los propios sistemas liberal-democráticos. Desde su punto de vista, el problema del sistema presidencial era genético. Por ello, el modelo parlamentario poseía un rendimiento muy superior, todo gracias a una ingeniería constitucional más adecuada. El trabajo de Linz generó una de las discusiones más fructíferas en Ciencia Política. No podemos comprender la disciplina a día de hoy sin tener en cuenta dicho debate. En la década de los noventa, politólogos como Amorim Neto, Adam Przeworski y más actualmente Sebastián Linares o Gabriel Negretto continuaron la discusión mediante brillantes proyectos de investigación. El presente artículo continua con el debate midiendo distintos indicadores en más de 80 países. El equipo de investigación ha construido una base de datos con ánimo de clasificar sistemas políticos democráticos en los cinco continentes. De la mano de lo anterior, nuestra investigación, ubica los países seleccionados en distintos índices asociados a la calidad de vida y a la calidad institucional. El artículo calcula la participación electoral promedio de cada país en las últimas tres legislaturas, analiza si las leyes electorales promueven un voto obligatorio o voluntario y mide el comportamiento de esos sistemas liberal-democráticos en índices como el de desarrollo humano, libertad económica o calidad democrática. La idea central es observar si la forma tiene que ver con la calidad en sus distintas vertientes, si existen correlaciones que ayudasen a alumbrar el camino para ver qué sistema político liberal-democrático funciona mejor.
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