Crisis del estado democrático y sustentabilidad
El estado, ese tipo particular de estructura organizativa de las sociedades surgido a partir del siglo XVII, ha estado y está en permanente transformación. Estas mutaciones responden a complejos procesos históricos y acompañan a las modificaciones que tiene la sociedad en la que se inserta el estado. Uno de los principales factores de esas mutaciones ha sido la cambiante composición social de los estados, habida cuenta de los cambios en los límites geográficos y en su población. La democracia, como modalidad de la organización de las fuerzas políticas para el gobierno de la sociedad, tampoco es una estructura estable y presenta, además, diversos grados de arraigo y consolidación según circunstancias y dinámicas contingentes y no dirigibles por modelos de racionalidad social. Por otro lado, las relaciones del ser humano con su entorno han pasado de una utilización sin limitaciones a un ejercicio de control sobre los efectos directos e indirectos que esas acciones tienen, en especial con respecto al agotamiento de los recursos no renovables y al deterioro de la calidad de vida. Los modos de determinación (Wright, 1979) son complejos y los modelos de determinación que intentan dar cuenta de ellos deben tomarse como procedimientos heurísticos que ayuden a comprender mejor su dinámica y permitan poner en marcha acciones que intenten, como debe ser en el caso de la ciencia social, alcanzar una sociedad mejor, es decir, que supere las contradicciones de ésta en la que vivimos y permita una vida humana de mejor calidad. Los países latinoamericanos están inevitablemente implicados en la dinámica del capitalismo global y las políticas que se emprenden en ellos son respuestas (adecuadas o inadecuadas para ciertos efectos) a esas condiciones en las que opera la globalización. En este trabajo se intenta elaborar un modelo de determinación que permita comprender la evolución de unas formas idealmente democráticas que tomen en cuenta los efectos de esa dinámica sobre el ambiente.